La Navidad suele asociarse con momentos de regocijo y conexión, pero no siempre es así para todos. Para algunas personas, esta época puede generar apatía, desánimo o incluso lo que se conoce como «depresión navideña».
Es importante diferenciar entre la tristeza y la depresión. La tristeza es una emoción natural y pasajera que surge como respuesta proporcional a situaciones específicas, como la pérdida de un ser querido, un trabajo, o la distancia de un amigo o familiar. Es normal sentirse triste en estos casos, y una vez que se procesa o resuelve la causa, la emoción tiende a desaparecer sin afectar significativamente nuestra funcionalidad diaria.
La depresión, en cambio, es un trastorno más profundo y complejo, que va más allá de una respuesta emocional momentánea. Los datos señalan que durante la época navideña, la prevalencia de la depresión puede aumentar hasta en un 30%, y este fenómeno se observa principalmente en adultos, aunque puede afectar a personas de todas las edades.
No siempre hay una causa aparente para este incremento, pero varios factores contribuyen:
- Altas expectativas sociales y familiares, que generan presión para disfrutar o celebrar de cierta manera.
- Reflexiones de fin de año, donde las personas evalúan logros y fracasos, lo que puede generar frustración o autocrítica.
- Recuerdos dolorosos, como la ausencia de seres queridos perdidos o alejados.
- Estrés económico, relacionado con los gastos de las festividades.
Entender esta diferencia es clave para abordar lo que realmente implica la «depresión navideña» y cómo manejarla. Aquí te compartimos algunas recomendaciones para prevenir la depresión navideña y disfrutar de estas fechas de manera más plena:
1. Organízate con tiempo
- La clave para reducir el estrés es planificar con anticipación. No dejes los preparativos para el último momento.
- Divide las tareas entre los miembros de la familia o amigos, delegando actividades que te resulten abrumadoras.
- Recuerda que no existe una «Navidad perfecta». Lo importante es disfrutar el proceso y no obsesionarse con los detalles.
2. Disfruta los preparativos
- Convierte los preparativos en una oportunidad para compartir con tus seres queridos.
- Prioriza los momentos de calidad por encima de buscar la perfección. Los pequeños instantes significativos valen más que cualquier arreglo impecable.
3. Dedica tiempo para ti
- Permítete un espacio para reflexionar, descansar y cuidarte. No todo debe girar alrededor de las actividades navideñas.
- Escucha tus emociones y date permiso para sentir, ya sea alegría o nostalgia. Esto también es parte de la experiencia.
4. Cambia pensamientos negativos
- Identifica pensamientos que te generen estrés o tristeza y transfórmalos en ideas más realistas y positivas.
- No te compares con otras personas ni con expectativas ideales. Tu experiencia navideña es válida tal como es.
5. Busca compañía y mantente activo/a
- Si sientes soledad o estás lejos de tus seres queridos, busca compañía en amigos, vecinos o actividades grupales.
- Mantén un ritmo activo realizando actividades que te motiven, como paseos, manualidades o cualquier pasatiempo que disfrutes.
6. Crea nuevas tradiciones
- Si echas de menos a alguien, es normal sentir tristeza. Deja que las emociones fluyan sin reprimirlas.
- Busca formas diferentes de celebrar que no estén asociadas directamente a la ausencia de esa persona. Nuevas tradiciones pueden ayudarte a construir momentos significativos.
La Navidad es un momento para conectar contigo mismo/a y con los demás. Prioriza lo que te haga sentir bien y busca el balance entre compartir, disfrutar y cuidar de ti. Al enfocarte en lo esencial, puedes vivir una temporada navideña más auténtica y gratificante.
Fuente: Dr. Alberto Fernández
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