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Piel atópica: cómo identificarla, causas y cuidados esenciales

La piel atópica es un trastorno crónico de la piel que se manifiesta principalmente en la infancia. Esta condición se presenta cuando la piel pierde su capacidad de retener la humedad, volviéndose seca, escamosa y causando picazón. Además, es común que aparezcan lesiones enrojecidas que provocan que el niño se rasque constantemente.

¿Cómo reconocer la piel atópica?

Los niños con piel atópica suelen presentar:

  • Picazón continua.
  • Piel seca y con descamación.
  • Lesiones rojizas en la cara, tórax y especialmente en los pliegues de los codos y las piernas.

Causas comunes de la dermatitis atópica en la infancia

Las causas más habituales incluyen:

  • Cambios climáticos extremos: Lugares muy fríos o muy calientes.
  • Contacto con animales.
  • Ropa áspera o sintética.
  • Alimentos procesados: Embutidos, enlatados y alimentos con preservantes.
  • Exposición a detergentes y productos irritantes: Incluso materiales escolares o juguetes pueden provocar irritación y descamación, especialmente en las manos.

Tipos más frecuentes de dermatitis en niños/as

  1. Eccema atópico: Suele encontrarse en los pliegues de los brazos, piernas, cuello, axilas e ingles, zonas donde hay sudoración y fricción.

  2. Urticaria: Aparecen ronchas grandes, enrojecidas y elevadas (conocidas como sabones), acompañadas de dermatografismo, es decir, marcas visibles que se forman en la piel tras rascarse.

  3. Dermatitis de contacto: Ocurre en áreas donde la piel tiene contacto directo con irritantes, como la dermatitis del pañal en lactantes o reacciones por uso de collares, aretes, relojes o ropa sintética.

Es fundamental identificar la causa desencadenante para evitar futuros brotes.

¿Cómo cuidar la piel atópica en niños?

El cuidado debe iniciarse incluso desde recién nacidos, especialmente si hay antecedentes familiares de enfermedades alérgicas como asma o rinitis.

Higiene básica recomendada:

  • Usar jabón especial para piel atópica: De preferencia líquido, para una mayor hidratación.
  • Aplicar cremas humectantes o emolientes: Después del baño, cuando la piel aún está húmeda, para mantener la hidratación.
  • Masajes suaves: Ayudan a humectar la piel y a relajar al niño.

Una rutina de higiene adecuada no solo mantiene la piel hidratada, sino que también contribuye al bienestar emocional del niño.

Fuente: Dra. Marycarmen Olivares – Dermatóloga – CMP: 088393

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